Esta entrevista la realizó la estudiante María Isabel Contreras, matrícula 2005, para la revista "U". La foto la tomamos de la página diariodominicano.com, pero el texto corresponde a esta joven, que con tan sólo unos minutos de preguntas y respuestas, pudo componer este trabajo de investigación.

Por María Isabel Contreras

Roberto Cavada se auto-define como “el hombre noticias”. Tras éstas anda todo el día para antes de la media noche pedir a la tele audiencia: “Enhorabuena, concédanme 30 minutos y les informaré cómo anda el país y el resto del mundo”.

El presentador de “Telenoticias, edición estelar” gana telespectadores a raíz de un estilo coloquial “made in La Habana” y el rigor periodístico que no complace ni a intereses económicos ni políticos.

Apasionado del periódico impreso, no niega la “auto censura con inteligencia” ni las llamadas que pretenden comprar su silencio. Se cuestiona, día tras día, por la verdad y no teme ser tildado de “cherchoso”. Antes de su próxima edición estelar, Cavada concedió este “¡enhorabuena!”.
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¿En cuál libro de historia le gustaría figurar como uno de los reporteros que le dieron cobertura a un hecho trascendental? Me hubiese gustado reportear la toma de posesión de Barack Obama, pero sé que no me perderé el entierro de Fidel Castro. Son hechos importantes e interesantes para la historia de la humanidad, Obama por ser el primer negro presidente de Estados Unidos, ser tan joven, es realmente un fenómeno.

Castro es un hombre que ha estado levitando en la palestra de la opinión pública por más de 50 años de una manera muy precisa. Quizás pueda haber otros jefes de Estado, jeques árabes o reyes, pero nadie como Fidel (Castro). Para bien o para mal ha marcado mucho las relaciones de América Latina con Estados Unidos y viceversa, ha influenciado en lugares tan lejanos como el continente africano o en el asiático. Es uno de los hombres más importantes, su muerte será un suceso para los cubanos y el mundo. Será histórico y no quiero perdérmelo.

¿Admite las equivocaciones frente a las cámaras? La manera de presentar las noticias es muy coloquial, lo que me permite hacer un rejuego. Los errores en radio y televisión no se rectifican porque se hacen evidentes, las palabras pasan, no es como la prensa escrita. Los errores se los lleva el éter.

¿Cuál es la fórmula para mezclar espontaneidad, entonación y facilidad de expresión? Es un juego muy delicado y por ende responsable, porque estamos haciendo un noticiero, es una cuerda floja en la que uno se mueve entre credibilidad y no credibilidad, osea, a veces te pueden mal interpretar y decir que eres un cherchoso y que se está riendo. Pienso en cómo hacer algo coloquial, diáfano, que se pueda digerir, que llegue a la mayor cantidad de público, en especial a los jóvenes que no les gusta leer. Todos los días son una agonía, un reto, yo sudo y rezo para que la gente me crea en función de cómo doy las noticias.

¿Por qué en la edición estelar y no a las 12 del medio día? Porque queríamos competir con Alicia Ortega.

¿Alicia Ortega o Nuria Piera? Nuria Piera, por los años que lleva en el ejercicio del periodismo de investigación. Mantener durante 20 años un programa de este género en este país, sin que te dejes corromper, sin que te dejes comprar ni ti ni a tu equipo, presentando semanalmente hechos importantes, colaborando con la sociedad desde esa oportunidad de ser periodista es una gran responsabilidad. Nuria para mi tiene ese gran mérito. Se ha renovado y adaptado al nuevo lenguaje de la televisión y lo hace para el público dominicano, como le gusta al público dominicano. Nuria ha llegado a definir la agenda informativa de los demás medios.

¿De qué adolece el periodismo en la República Dominicana? Adolece de mayor independencia. El periodismo se ha ido comprometiendo demasiado con intereses gubernamentales y la corrupción. Le falta agresividad, transparencia, responsabilidad y compromiso. Necesita ser mejor remunerado para evitar una serie de vicios que se están dando en los medios.
¿Se ha auto-censurado en este país?
Nunca me he callado nada, quizás he postergado un juicio o una nota, porque quizás no considere que en el momento de publicarla haga bien. Pero no por miedo a nada, ni que me llamen los medios, jamás le he tenido miedo a nada ni ha nadie. Le llamo “auto-censura inteligente”.

¿Y en Cuba, se auto-censuró? ¿Puede hablarse de periodismo en un régimen totalitario? Claro. Las normas y reglas del periodismo existen, son universales y hay mucha gente que lucha a diario por hacer un mejor periodismo, rompen ese muro de qué se puede decir y qué no.
¿El periodismo lo eligió o usted eligió al periodismo? Elegí el periodismo. Yo entré a los medios desde que tenía ocho años, mi primera experiencia fue la radio. En Cuba existe la praxis de ir creando la vocación desde que se es niño. Tuve una maestra que me enseñó hacer guiones para un noticiario juvenil. Así fui creando ese interés, fue cambiando mi voz. Algo que hay que resaltar es que en Cuba antes no existían escuelas, lo único cercano a los medios era el periodismo, por eso fue que lo elegí. Al final terminó conquistándome y aquí estoy.

¿Cuál noticia lo marcó? El día que quitaron el canciller cubano Roberto Robaina, porque era mí amigo y la manera en que Fidel (Castro) lo destituyo no me gustó porque conocía lo que había pasado. También el día que Fidel (Castro) se cayó y se rompió la rodilla. El día que Fidel (Castro) renunció a la presidencia. Me marcaron las noticias de las muertes de Juan Bosch y Balaguer por los vínculos que tenía con ellos. Verlo en un titular fue fuerte e impactante.

¿Cómo se cuida de no caer en el sensacionalismo? Es difícil por la competencia, la guerra de los ratings, hay una lucha diaria y permanente para convalidar todo eso y no caer en el sensacionalismo. Es más, mi gran pelea no es contra el sensacionalismo es mas contra en amarillismo. Se puede ser sensacionalista y no amarillista.

Tú trabajas para una persona que ve, oye y habla. Hay otros sentidos a los que no le puedes llegar por la televisión. Tú trabajas para esos sentidos y buscar todos esos resortes y lícitos para poder transmitir los contenidos a esa persona y que le lleguen a través de ellos. Los noticieros, como cualquier programa, deben tener dramaturgia, deben tener un clímax y una bajada. Tratar de que no sea lineal, tratar de que el público esté interesado en seguir escuchando. No hay porque temerles a ser sensacionalista, le temo a ser amarillista, hacer una noticia fácil. Todo es relativo, no hay que temerle a las palabras.

¿Cree en la verdad? ¿Cómo la alcanza, noche tras noche? Creo en la verdad. La alcanzo trabajando y cuestionándome a mi y con quienes trabajo todos los santos días, ¿está bien lo que hago? ¿Es esto lo que la gente quiere ver hoy? ¿La noticia que busqué es la correcta o es la otra? El periodismo es un ejercicio que tiene la facultad, la posibilidad y privilegio de cada día hacerlo diferente, sin que falte verdad, equilibrio, responsabilidad y eso se logra haciéndolo en equipo y discutiéndolo.

¿Quién ha intentado comprar su silencio?
A veces hay llamadas, pero no pueden callarme. Digo lo que tengo que decir. No me sentiría bien conmigo si me dejo comprar.

¿Podría alguien vivir desinformado? Claro que no, aunque creo que estamos pecando de demasiadas opciones para que la gente se informe, puesto que al final la gente no le presta atención a las noticias. El consumo de información de noticias cada día es menor. En otras partes del mundo el pueblo sale para que se destituya a los funcionarios. Pero en dominicana no somos consumidores críticos, hay que ver o escuchar la noticia completa, para hacer interrelaciones y juicios.

¿Qué incluiría en un manual para aprender periodismo? Enseñaría que el contenido y la forma van de la mano. El periodista debe interesarse en cómo se diseñan las imágenes. No es solamente escribir, debemos involucrarnos hasta el final, ponernos con el editor y aprender. Hay que ser innovador a la hora de buscar información, buscar más. Cada persona tiene su manera y su estilo. Hay que hacer énfasis en la forma para todos los medios de comunicación, porque es vital para seguir acercando a la gente al periodismo y a la información, sino vamos a perder esa batalla.

Para que exista un transito lógico a la televisión se debe pasar primero por la radio, esto ayuda a dominar la palabra, a improvisar, porque todo lo tienes que hacer con la palabra. En mi caso ha funcionado.